domingo, 22 de agosto de 2010

El TrAfIcO dE aNiMaLeS

SER UNA MASCOTA: UN TRISTE DESTINO PARA LOS ANIMALES SILVESTRES


Contrario es el caso de los animales domésticos (perros, gatos, conejos, caballos, cerdos, cabras, vacas) que se han adaptado tanto a vivir con los humanos, que ya dependen de nosotros para sobrevivir, pues todos los días les damos su comida, les damos cariño, y los atendemos cuando necesitan cuidados médicos especiales. Además, nosotros también dependemos de ellos por que nos suministran alimentos y además, compañía.
Sin embargo, muchas personas todavía insisten en tener animales silvestres como mascotas en sus casas. Por considerarlos “raros”, “bonitos”, “diferentes” o “exóticos” ignorando por completo el daño que se le hace a la especie y al ecosistema en que esta habita.
Osos perezosos, loros, guacamayas, monos aulladores, titíes cabeciblancos, tigrillos, micos cariblancos, boas, morrocoyas, todos son animales silvestres que con mucha frecuencia son cazados en la costa caribe colombiana para el comercio ilegal de especies.
En Colombia es ilegal tener animales silvestres como mascotas. Aún así, las personas actúan en contra de la ley y los adquieren de traficantes en el mercado negro de animales a precios siempre exorbitantes. Los animales silvestres no sólo son capturados para venderlos como mascotas, también son capturados para vender sus partes (pieles, dentaduras, huesos) o para consumo humano.
El comercio de animales silvestres vivos es una actividad muy frecuente, hasta tal punto que se considera la tercera actividad ilegal más lucrativa, después del tráfico de drogas y el tráfico de armas.



Lo triste es que los animales sufren y se lastiman mucho al ser capturados de forma violenta y abrupta, con palos, piedras, bolsas y mallas. El transporte se realiza en condiciones precarias, en cajas o jaulas muy pequeñas, con una alimentación inadecuada y poca agua. En estas condiciones el animal se deshidrata muy rápido y muchos se enferman por el estrés que les causa tanto maltrato. Algunos les doblegan su ímpetu salvaje drogándoles o mutilándoles alas, garras y colmillos.
Por supuesto, con tanto maltrato, muchos mueren en el proceso. Estadísticas mundiales indican que por cada animal que se vende en el comercio ilegal de especies, mueren 10 ejemplares, bien sea durante la captura, el transporte o el proceso de venta. Esta es una realidad dramática.
Muchos de los que sobreviven, mueren después en cautiverio. En especial las crías, que no soportan estar sin sus madres, o no toleran un cambio tan drástico de alimentación.



Hay muchas razones por las cuales los animales silvestres no son buenas mascotas. Algunos transmiten enfermedades que pueden ser muy dañinas para el ser humano y otros se tornan muy agresivos en momentos de celo o cuando las crías se vuelven adolescentes, representando un alto riesgo para la seguridad de los humanos.


Extraer animales silvestres del bosque también le hace mucho daño al medioambiente. Cada especie tiene un papel en el ecosistema donde vive. Algunas especies ayudan a controlar plagas pues se alimentan de insectos, otras comen semillas y cuando defecan ayudan a reforestar el bosque, otras sirven de alimento para especies más grandes.
En fin, los ecosistemas funcionan como relojes, a los que si se les quita una pieza, empiezan a fallar y al poco tiempo dejan de funcionar. Lo mismo pasa en la naturaleza, y es por eso que sacar los animales del bosque le hace tanto daño al medio ambiente.
El tráfico de especies silvestres como mascotas es un problema con un trasfondo socio-económico claro. Tristemente los países más ricos en biodiversidad son también los países con mayor desigualdad social y pobreza, por lo cual el tráfico ilegal de especies silvestres se convierte en una forma fácil y rápida de obtener ingresos para subsistir.






Por eso es importante que nuestro gobierno encuentre otras alternativas de subsistencia para las personas que se dedican a este “salvaje negocio”, con el fin de que se sustituya la actividad y se evite atentar contra el medio ambiente de esta manera.
Nosotros como ciudadanos comunes también podemos ayudar. Si quieres aportar tu granito de arena a la conservación del medio ambiente, simplemente no compres animales silvestres como mascotas. No importa lo que veas en el mercado. Los traficantes de animales silvestres, muy a propósito, exhiben los animales en mal estado para inspirar lástima en los potenciales compradores. Por ejemplo, a los loros les liman el pico, les pintan las plumas de otros colores para que se vean más llamativos, los drogan para que parezcan mansos.; a ellos no les importa que tú le compres el animal por lástima. Lo que les interesa es que los compres y al vendértelo logran su objetivo y regresan al bosque a capturar más animales. Por eso la mejor forma de ayudar es no comprando animales silvestres como mascotas. No les des ese destino tan triste.

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